¿Qué papel juega la psicología en la jornada de vacunación contra COVID-19?
Si en 2020 se enfrentó a la incertidumbre de un coronavirus nuevo y potencialmente mortal en todo el mundo, 2021 atestigua otro escenario problemático: la posible aceptación no generalizada de las vacunas COVID-19.Hasta ahora, hemos visto que muchos países reciben y administran dosis de las diferentes vacunas disponibles, incluidas Johnson & Johnson, Pfizer, Moderna y AstraZeneca. Por ejemplo, al 18 de abril de 2021, 30 países de la Unión Europea / Espacio Económico Europeo informaron haber administrado 115,837,012 dosis de vacunas. A pesar de estas cifras, el lanzamiento de la vacuna COVID-19 aún está por alcanzar su máximo potencial en muchos países. Si bien una parte significativa del retraso se puede atribuir a la escasez de vacunas y las pausas ocasionales en la administración de la vacuna (debido a informes de eventos trombóticos), otro problema juega un papel dominante: los temores y las dudas psicológicos. En la publicación de hoy, examinamos ese papel en el programa de vacunación COVID-19 y transmitimos la importancia de cómo pensamientos específicos o condiciones psicológicas pueden determinar la absorción de la vacuna. Para finalizar, consideraremos brevemente dos posibles soluciones para mitigar estos desafíos y fomentar la participación ciudadana en el lanzamiento de la vacuna.
¿Cuáles son algunas de las perspectivas actuales sobre las vacunas COVID-19?
En las últimas décadas, las vacunas han sido un tema controvertido en todo el mundo. Por ejemplo, por temor a que existiera un posible vínculo entre las vacunas y el autismo, muchos padres se mostraron reacios a vacunar a sus hijos contra enfermedades no relacionadas con COVID-19.Ahora, con el programa de vacunación COVID-19 en pleno movimiento, solo podemos imaginar la gama de perspectivas sobre las vacunas contra el coronavirus. Algunos son ávidos partidarios de la vacuna, mientras que otros muestran fervientes objeciones. En los últimos resultados de la encuesta (mediados de febrero de 2021) publicados por el Pew Research Center con sede en EE. UU., Aproximadamente el 69% de los adultos estadounidenses afirmaron que definitivamente o probablemente recibirían una vacuna contra el coronavirus. Sin embargo, hay una salvedad. Esta cifra no ha sido estable, alcanzando su máximo del 72% en mayo de 2020 y alcanzando un mínimo histórico del 51% en septiembre de 2020.Además, cuando se examina más a fondo, esta cifra no representa la mayor renuencia de ciertos grupos. En los Estados Unidos, específicamente, los estadounidenses de raza negra, las personas religiosas o las personas con opiniones políticas conservadoras tenían menos probabilidades de manifestar su voluntad de vacunarse. Si bien esta observación está orientada a los Estados Unidos, es lógico pensar que la extrapolación a otros países con sociodemografías similares es plausible.
En el caso de los afroamericanos, la renuencia a participar en el programa de vacunación es posiblemente atribuible a eventos traumáticos en los EE. UU. Por ejemplo, el Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos (PHS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) llevaron a cabo el Estudio Tuskegee de la sífilis no tratada en el hombre negro para observar la historia natural de la sífilis no tratada en los estadounidenses de raza negra. Los participantes del estudio no fueron informados de todos los detalles para brindar el consentimiento adecuado, y los investigadores no ofrecieron el tratamiento adecuado, aunque disponible, para su enfermedad.
¿Por qué tantas dudas deberían ser motivo de preocupación?
En septiembre de 2020, la revista médica The Lancet publicó un artículo titulado «Mapeo de las tendencias globales en la confianza de las vacunas e investigación de las barreras para la absorción de vacunas: un estudio de modelado temporal retrospectivo a gran escala». Este artículo revolucionario fue oportuno, dada la posibilidad prevista y la necesidad de nuevas vacunas para combatir la pandemia. Una de las variables consideradas más interesantes fue la confianza en la importancia de las vacunas. Según los investigadores, la confianza en la importancia de las vacunas tuvo la asociación univariante más fuerte con la absorción de la vacuna. En el contexto del lanzamiento de la vacuna COVID-19, esta observancia podría implicar que ni la seguridad ni la eficacia, aunque sean relevantes, tienen tanto peso como la mera fe en las vacunas mismas. Esta posible ramificación merece atención, dado que la disposición a recibir una vacuna COVID-19 estaba por debajo del 70% entre el adulto promedio de EE. UU. Y variaba de una temporada a la siguiente. Si algunos grupos continúan dudando sobre las vacunas, las áreas de vulnerabilidad podrían permanecer y dejar que COVID-19 continúe afectando a diferentes miembros de la sociedad.
En 2019, la Organización Mundial de la Salud incluyó la indecisión ante las vacunas como una de las diez principales amenazas para la salud mundial.
¿Es este el único problema psicológico relacionado con COVID-19?
No. Si bien las dudas o la renuencia a la vacuna representa un componente psicológico en la lucha contra COVID-19, otras afecciones también pueden influir en la aceptación de la vacuna. Por ejemplo, las personas que tienen tripanofobia (miedo a las agujas) podrían evitar recibir la vacuna. La visión de una aguja acercándose puede aumentar la ansiedad o incluso provocar un ataque de pánico. De cualquier manera, estas personas con miedo a las agujas también requieren protección contra el COVID-19.
Entonces, ¿cuáles son las posibles soluciones para abordar estos problemas psicológicos a medida que continúa el plan de vacunación?
Por un lado, en los casos de tripanofobia, la terapia de realidad virtual podría resultar útil. Se ha demostrado que esta innovadora tecnología es tan eficaz como la terapia cognitivo-conductual tradicional y ayuda a reducir la ansiedad. Además, con la ayuda de Amelia Virtual Care específicamente, una plataforma de realidad virtual para psicología y salud mental, los terapeutas disponen de diferentes entornos de realidad virtual para procedimientos médicos. Los profesionales de la salud mental tienen entornos virtuales a su disposición para exponer a los pacientes a escenarios realistas mientras mantienen un control absoluto de los ajustes de configuración. En este sentido, los terapeutas pueden trabajar con los pacientes de una manera más gradual y personalizada. Sin embargo, más allá de esta solución, para aquellos que generalmente se muestran reacios a recibir la vacuna, una campaña de salud pública eficaz podría ayudar a calmar las preocupaciones y generar confianza. Dicha campaña puede incluir compartir experiencias personales de médicos o enfermeras, o incluso ciudadanos comunes en las redes sociales. Si el público en masa puede ver que las personas están recibiendo la vacuna y están bien, y la carga de COVID-19 es cada vez menor, bueno, puede haber esperanza de que la absorción de la vacuna aumente y la pandemia se convierta en otro evento del pasado, escrito en los libros de historia. ¿Está interesado en obtener más información sobre la configuración de realidad virtual para procedimientos médicos? ¡Siéntete libre de contactarnos! Nos encantaría programar una sesión de demostración contigo para explicarte los diferentes entornos de realidad virtual y cómo funcionan.