Día Mundial de la Salud Mental 2022: una prioridad global

Establecido en 1992, celebramos el Día Mundial de la Salud Mental para concienciar sobre la salud mental, reducir el estigma y la discriminación social, hacer del bienestar para todos una prioridad mundial. El tema del Día Mundial de la Salud Mental de este año, el lunes 10 de octubre de 2022, es “Hacer de la salud mental y el bienestar para todos una prioridad global”.

Una crisis de salud mental entre niños y adolescentes

Tras dos años de pandemia de COVID-19, nuestra salud mental colectiva ha caído en picado, y los niños y adolescentes han sido los más afectados. Las personas que llegan a desarrollar problemas de salud mental suelen presentar síntomas a los 14 años, y hoy en día hasta el 20% de los adolescentes declaran tener pensamientos suicidas graves. Es hora de centrarse en la prevención y la intervención temprana, proporcionando a los adultos y a los padres los recursos necesarios para llevar una vida sana y criar niños felices y resistentes.

Para prevenir los problemas de salud mental en la adolescencia y más tarde en la edad adulta, tenemos que entender a los niños, fomentar entornos positivos para los niños en las escuelas, crear sistemas de apoyo para los padres y encontrar formas de hacer que la atención a la salud mental sea asequible y accesible para los padres y sus hijos.

La salud mental de los niños depende de la salud mental de los adultos

Abordar la crisis de la salud mental de los jóvenes empieza por nosotros. Como adultos (padres o no), somos responsables de alimentar a las futuras generaciones. Tenemos que aprender a relacionarnos mejor con los niños, apoyarlos, orientarlos y asegurarnos de que se satisfacen sus necesidades físicas, emocionales y de desarrollo.

Sin embargo, nuestros propios problemas de salud mental -así como el estrés y las distracciones de hoy en día- pueden interferir en nuestra capacidad para satisfacer las necesidades de los niños.

Nuestra salud mental se forja en la infancia y la niñez

Se considera que los dos primeros años de vida son los más influyentes en el desarrollo del niño. Nuestros cerebros están «floreciendo» durante esta época, y desarrollamos patrones que pueden acabar afectándonos para toda la vida. Las madres con estilos de apego inseguro (ansioso, evitativo o desorganizado) tienden a transmitir estos patrones a sus hijos antes de que cumplan un año. Esto se debe a que los propios problemas de salud mental de la madre le impiden responder sistemáticamente a las necesidades de su bebé.

Sin embargo, un estudio de 2014 descubrió que cuando las madres con estilos de apego inseguro empezaban a sanar sus traumas antes del nacimiento de su hijo, sus bebés pasaban a desarrollar estilos de apego seguro. 

Esto demuestra que cuando los adultos se curan a sí mismos, se pueden romper los ciclos de comportamientos desadaptativos y traumas transmitidos de generación en generación.

Como padres, tendemos a modelar nuestro comportamiento basándonos en lo que conocemos; los ejemplos que nos dieron en la infancia. Si nuestros padres fueron duros o estuvieron ausentes, es probable que repitamos patrones similares a menos que comprendamos y cambiemos nuestros propios comportamientos y nos pongamos en sintonía con los niños y sus necesidades.

Los niños a los que se les diagnostican trastornos de conducta suelen tener un historial de traumas o experiencias adversas en la infancia (EAI). Las EAIs pueden incluir experiencias estresantes que van desde el abuso emocional y la negligencia hasta la falta de hogar, la convivencia con un padre deprimido, el divorcio o el acoso escolar. Estos niños y adolescentes pueden ser castigados con frecuencia cuando necesitan más relaciones de apoyo en sus vidas, tanto con adultos como con compañeros.

Cómo prevenir los problemas de salud mental

Como terapeuta, una forma de ayudar a prevenir los problemas de salud mental en los niños es trabajar con los adultos para resolver sus propios problemas y traumas.

La terapia centrada en la compasión (TCC) es una buena opción para los adultos con antecedentes de EAI que luchan contra la vergüenza y la autocrítica, indicadores de un apego inseguro, que con demasiada frecuencia se transmite a los niños. La TFC combina aspectos de la terapia cognitivo-conductual (TCC) con el pensamiento budista, la psicología del desarrollo y la neurociencia.

El mindfulness es una herramienta maravillosa para superar el trauma y mejorar nuestra salud mental. Aumenta la conciencia de nuestro cuerpo, emociones y pensamientos, al tiempo que reduce el estrés. Las técnicas de mindfulness pueden enseñarse tanto a adultos como a niños (incluso a través de la RV), y utilizarse en las escuelas.

Como padre, profesor o profesional de la salud mental, también podrías ayudar a ser pionero en el movimiento de las escuelas informadas sobre el trauma en tu comunidad.

Las Relaciones Naturales de Aprendizaje (RNA) son un marco para entender, criar y trabajar con los niños que puede enseñarse fácilmente a los padres, terapeutas y profesores en las escuelas. Y la RNA no se limita a satisfacer las necesidades de los niños. En su libro Optimal Parenting, Ba Luvmour escribe que «Al reunir las condiciones para un bienestar óptimo en el niño, el padre cura sus propias heridas de la infancia».

Este Día Mundial de la Salud Mental es un momento para concienciar sobre la salud mental de los niños, los adolescentes y los padres, y para debatir sobre cómo mejorar la salud mental de los jóvenes. También es el momento de hacer planes para reducir el estigma sobre la salud mental: ¿qué se puede hacer en tu comunidad?

Por ejemplo, ¿podrías ofrecerte como mentor o crear un nuevo programa en las escuelas? ¿Podrías aportar más teoría sobre el desarrollo infantil a tu consulta o a tu aula? Tu imaginación es el límite. Recuerda: «Hace falta un pueblo para criar a un niño».