Cómo COVID-19 está cambiando la percepción sobre la salud mental

La pandemia de COVID-19 ha dejado impresiones considerables en la salud mental. Los bloqueos, el distanciamiento social y una economía en declive han estallado en una ráfaga de condiciones como la ansiedad y el dolor en todas partes del mundo. Para quienes ya padecen enfermedades mentales como el trastorno bipolar, la incertidumbre sin precedentes se ha vuelto insoportable. Sin embargo, si la pandemia ha destrozado las grietas de un sistema de salud quebrado, también ha dejado que la luz atraviese las sombras que a menudo se olvidan. En el artículo de hoy, hablaremos sobre las formas en que COVID-19 ha cambiado el paradigma que rodea la salud mental y el papel de la realidad virtual en la exploración de este terreno desconocido, pero prometedor.

«El enlace está en tu invitación de Google Calendar»: bienvenida a la terapia del mañana

Para minimizar el riesgo de transmisión del COVID-19, las autoridades de salud implementaron bloqueos y pidieron a las personas que limitaran el contacto con otros. Estas medidas y recomendaciones obligaron a las personas con afecciones mentales y a las que necesitan terapia a buscar soluciones inmediatas pero prácticas para las consultas en persona. ¿La alternativa? Teleterapia. El repentino aumento en el uso de los servicios de teleterapia se ha adaptado a las necesidades de accesibilidad y ha demostrado que las personas pueden recibir atención desde la comodidad de sus hogares. Los pacientes ya no necesitan movilizarse para hablar con sus terapeutas cuando las sesiones están disponibles con un simple clic del mouse. La teleterapia llegó para quedarse. De hecho, se alinea con la tendencia general creciente de la telesalud (prestación de servicios de salud mediante tecnología de telecomunicaciones).Para comprender el crecimiento potencial de la teleterapia, nos basta con considerar este informe especial sobre telesalud publicado en el New England Journal of Medicine. El Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (EE. UU.) estimó que más del 60% de las instituciones de atención médica habían empleado alguna forma de telesalud. De manera similar, las compañías de seguros privadas de EE. UU. habían reembolsado a los pacientes los servicios de telesalud, y más de la mitad de los estados ya exigían la misma cobertura para telesalud y visitas en persona. Estas cifras, aunque puedan parecer recientes, son de 2017… imagínense entonces cuáles podrían ser estos datos hoy en el contexto de hospitales saturados, altas tasas de infección y nuevas variantes de COVID-19.

«Pensé que era una excepción…»: Aceptar la magnitud de la salud mental

Como olas furiosas que chocan una tras otra contra la orilla, la pandemia no ha mostrado piedad. La presión generada por el aislamiento social, la pérdida repentina de ingresos y la imprevisibilidad perenne han sometido a muchas personas, incluso aquellas con factores de bajo riesgo de problemas de salud mental, a experimentar altos niveles de ansiedad y estrés. Otros incluso han desarrollado depresión o trastornos por consumo de sustancias. El alcance de este brote ha sido de gran alcance. Sin embargo, ahí radica una verdad que, aunque siempre se sostuvo, fue descartada por muchos antes de la pandemia. La salud mental no se refiere únicamente a enfermedades conocidas como la esquizofrenia o el trastorno de estrés postraumático. La salud mental constituye nuestro bienestar emocional y psicológico, por lo que no afecta a unos pocos, sino a todos. El brote global ha revelado que todas las personas estaban y están en riesgo de tener problemas de salud mental. Si bien algunos pueden experimentar una forma más grave de una condición mental en particular, nadie queda excluido de la posibilidad de que la ansiedad, la depresión, etc. puedan convertirse en un acompañante poco acogedor en nuestra vida diaria. Curiosamente, en este cambio de paradigma, las personas han comenzado a desestigmatizar los problemas de salud mental y aceptar que ciertos momentos podrían requerir más cuidado personal, posibles sesiones de terapia e introspección. Si continúa este esfuerzo consciente por equiparar la salud mental con la salud física, la pandemia habrá contribuido a reducir la carga mundial de enfermedades mentales y a mejorar la atención para quienes necesitan terapia y apoyo.

«Vamos a dar un paseo»: encontrar la determinación en la libertad del aire libre

Ciertos aspectos han caracterizado la naturaleza abrumadora de la pandemia: gimnasios cerrados, figuras bombardeadas de infecciones por COVID-19 y centros urbanos repletos de gente que desea desesperadamente escapar de los confinamientos de un espacio cerrado. Si bien no se vislumbra un final, incluso considerando el programa de vacunación en vigor, las personas continúan buscando refugio en las amplias zonas abiertas de áreas naturales como parques, bosques o campos. Sin embargo, ¿por qué harían lo contrario, incluso después de la pandemia? Además de hacer posible el distanciamiento social, la recreación al aire libre ha conferido beneficios que contribuyen a mejorar el bienestar físico y mental. Apoyando esta afirmación está la evidencia presentada en un artículo que exploró la posibilidad de terapias al aire libre en la salud mental convencional. Por ejemplo, la exposición a la naturaleza y las actividades al aire libre podría aliviar algunos síntomas, causas y circunstancias, como la depresión o la ansiedad. La pandemia se detendrá algún día. Sin embargo, los problemas de salud mental no lo harán, y concomitantemente, el hábito de estar en la naturaleza para mitigar tales problemas.

“Llévame a otro mundo, pero déjame sentarme aquí. ¿Qué soy? ”: ¿Un acertijo que vale la pena resolver?

Terapia de realidad virtual. Como se describió brevemente en las secciones anteriores, la pandemia ha traído muchos cambios en el área de la salud mental. La desestigmatización, la accesibilidad y la receptividad se han convertido en temas en este último año y medio. Las personas han llegado a aceptar la importancia de la salud mental y promueven la integración de técnicas de autocuidado en las rutinas de la vida diaria. En un sentido más logístico, la teleterapia y la telesalud han ganado popularidad y normalidad, de hecho ahora más que nunca debido a los bloqueos y las medidas de distanciamiento social. Finalmente, la terapia es posible, porque es económica (mejor cobertura de salud y menores costos en tecnología).Sin embargo, para liderar estos cambios que están allanando la nueva frontera en salud mental, la terapia de realidad virtual (RV) será clave. El uso de la tecnología de realidad virtual en ubicaciones clínicas y domiciliarias brinda una oportunidad emocionante para alejar a los pacientes de espacios confinados hacia entornos abiertos y fantásticos (como montañas y bosques). Además, se basa en el deseo de los pacientes de recibir atención terapéutica a través de la seguridad de la tecnología innovadora. Por último, la eficacia de la realidad virtual es alta y la calidad de la realidad virtual es suprema. ¿Estás interesado en descubrir más sobre Amelia Virtual Care y su tecnología de RV en sesiones de terapia? ¡Siéntete libre de contactarnos! Estaremos encantados de programar una sesión de demostración contigo.

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