¿Funciona la terapia de exposición para el TOC? Nuevos estudios podrían ofrecer algunas respuestas.
El trastorno obsesivo-compulsivo se define como un trastorno de salud mental en el cual las personas suelen experimentar pensamientos obsesivos recurrentes e incontrolables que provocan sentimientos de angustia y les llevan a realizar conductas o acciones compulsivas. Los pensamientos que se repiten una y otra vez, conocidos como obsesiones, suelen ir acompañados de sensaciones de miedo, disgusto o duda, causando una gran ansiedad en el individuo. Las compulsiones vienen a ser las acciones o comportamientos que realiza el individuo para aliviar la angustia causada por las obsesiones. Este trastorno a menudo afecta severamente la vida de las personas que lo padecen.
La terapia de exposición para TOC
Uno de los tratamientos más comunes para el TOC es un enfoque de terapia cognitivo-conductual (TCC) llamado Terapia con prevención de respuesta a la exposición (EPR). Se considera una de las más efectivas y consiste en exponer a la persona a la acción u objeto temido para que aprenda a abstenerse de las conductas obsesivas. La ERP enseña a las personas a tolerar su angustia sin recurrir a sus compulsiones. Varios estudios han demostrado que este tratamiento es especialmente eficaz cuando se combina con medicamentos y otras terapias. Sin embargo, no todas las personas que padecen TOC se beneficiarán de la EPR. Se estima que entre un cuarto y un tercio de los pacientes no lo toleran muy bien. En muchos casos, los niveles extremos de ansiedad provocados por el objeto o la acción temidos llevan a los pacientes a abandonar el tratamiento antes de que obtengan algún beneficio. Por ello, los especialistas han buscado otras alternativas para tratar el TOC y han realizado estudios para evaluar si el EPR puede ser útil para una persona con la condición antes de iniciar el tratamiento.
Terapia de estimulación multisensorial para TOC
Una terapia alternativa para el TOC es la terapia de estimulación multisensorial. Un ejemplo de ello se puede ver en el experimento «la ilusión de la mano de goma» realizado por el neurocientífico Baland Jalal y su equipo en la Universidad de Cambridge. El experimento consistió en utilizar una mano de goma y engañar al cerebro humano para que pensara que dicha mano era parte de su cuerpo. Primero, el paciente se sentó con ambos brazos extendidos sobre la mesa. Luego, se escondió la mano derecha del paciente detrás de una pantalla de cartón y se colocó una mano de goma en el lugar del brazo derecho de manera visible. El investigador procedió a acariciar tanto la mano de goma como la mano oculta del participante con una brocha. Después de unos minutos, el participante «sintió» los brochazos en la mano falsa como si fuera la suya. Luego, el investigador untó heces (falsas) en la mano de goma mientras simultáneamente recreaba esa sensación en la mano real con una toalla de papel húmeda. El estudio encontró que esta versión de la terapia de exposición generó efectos similares a la terapia ERP convencional. Jalal cree que repetir este proceso varias veces podría ayudar a los pacientes a superar sus miedos y minimizar la ansiedad, ya que no hay partes reales de su cuerpo expuestas.
Terapia de exposición vs. Terapia de manejo de estrés
El agosto pasado, un nuevo estudio realizado por la Universidad de Michigan sugirió que era posible predecir cuál de dos tipos de terapia podría ser más eficaz para tratar a las personas que padecen TOC. Una siendo la terapia de exposición y la otra la terapia de manejo de estrés (Stress Management Therapy o SMT).El nuevo estudio examinó los cerebros de 87 adolescentes y adultos que padecían de TOC en grados de moderado a grave. A los sujetos se les asignó uno de estos dos tipos de terapias de forma aleatoria por 12 semanas. El estudio reveló que ambas terapias ayudaron a reducir los síntomas de los participantes, aunque la EPR pareció ser más efectiva y con efectos más continuos en comparación con el tratamiento de manejo del estrés. Sin embargo, al observar de cerca los escaneos cerebrales, los investigadores hicieron un descubrimiento emocionante. Antes de iniciar la terapia, se escanearon los cerebros de los pacientes mientras realizaban una tarea cognitiva sencilla en la cual se les recompensaba si realizaban la tarea correctamente. Los pacientes con mayor activación en sus cerebros para procesar demandas y recompensa cognitiva, tenían más probabilidades de responder a la TCC. Por otro lado, aquellos que presentaron menor activación en esas áreas tenían más probabilidades de responder bien a la SMT. «Nuestra investigación demuestra que diferentes cerebros responden a diferentes tratamientos. Si aprovechamos este conocimiento, podríamos avanzar hacia un enfoque de medicina más precisa para tratar el TOC», dijo la investigadora Kate Fitzgerald en Blog del Laboratorio de Salud de la Universidad de Michigan.
Referencias:
- Norman L; Mannella K, Yang H y col. (2020) «Asociaciones específicas del tratamiento entre la activación cerebral y la reducción de síntomas en el TOC después de la TCC: un ensayo aleatorio de resonancia magnética funcional». Revista estadounidense de psiquiatría
- Gavin K (2020) «¿Qué tratamiento para el TOC funciona mejor? Un nuevo estudio sobre el cerebro podría llevar a una elección más personalizada.
- Jalal B (2020) «¡Finge hasta que lo logres! Manos de goma contaminantes (» Terapia de estimulación multisensorial «) para tratar el trastorno obsesivo-compulsivo»